LITURGIA y SACRAMENTOS
La palabra LITURGIA proviene del griego: LÉITON y ÉRGON.
LÉITON significa pueblo, ÉRGON significa obra. Entonces la Liturgia es la obra, el trabajo, la fatiga, el deber del pueblo. Podemos y debemos decir entonces, que la Liturgia es la obra de Dios a favor del pueblo, la forma en la cual Dios obra por el bien del Pueblo.
Estas dos definiciones están bien si distinguimos lo que hacemos por Dios y lo que Dios hace por nosotros.
Lo que nosotros hacemos por Dios es la oración, la celebración de las santas horas (Laudes, Hora Media, Vísperas, Completas, Oficio de las Lecturas) y esencialmente la Santa Misa, que en el rito Bizantino es llamada la Divina Liturgia, porque las dos distinciones se funden y ya no se distinguen más porque en ella se actúa la salvación que Dios da al pueblo y en ella se celebra la alabanza del pueblo de Dios.
Antes de hablar de la Santa Misa, hablaremos de la celebración de la alabanza y de los sacramentos, para luego entretenernos sobre la Divina Liturgia Eucarística.
El canto de alabanza, que resuena eternamente en las sedes celestes y que Jesucristo Sumo Sacerdote introdujo en esta tierra de exilio, la Iglesia lo ha conservado con constancia y fidelidad (Paulo VI).
La Liturgia de las Horas es entonces, la imagen de las celestes alabanzas. Alabanza que Jesús instaura en esta tierra con los ritos del Antiguo Testamento y luego con su alabanza personal y comunitaria, con los Apóstoles y los discípulos.
Desde el inicio los cristianos han continuado haciendo lo que han recibido de Cristo
Estas son las bases.
No podemos prescindir de la Escritura. No podemos hacer a menos de la Escritura. La Escritura está en la base de todos los discursos sobre el Cristo, sobre la Iglesia, sobre el cristiano.
Archimandrita Marcos
(Don Vicente)